La Mujer Esqueleto (Leyenda Innuit) – Clarissa Pinkola Estés

 

Ella había hecho algo que su padre no aprobaba -ya nadie recordaba qué- y por eso había sido arrastrada hasta el acantilado y arrojada al mar. Allí los peces comieron su carne y la dejaron reducida a un triste esqueleto, que daba vueltas entre las corrientes marinas del fondo. Un día vino un pescador-cazador solitario y su anzuelo se quedó enganchado. Cuanto más tiraba, más se enredaba, hasta que a sus espaldas y sin que él se percatara, empezaron a salir a la superficie los huesos de La Mujer Esqueleto… ¡Aaaaaaaaayyyyy…! gritó él y se puso a remar con todas sus fuerzas hasta la orilla. Pero ella seguía enredada en su sedal, y lo siguió a todas partes, y él no pudo evitar que entrara a su iglú.

Cuando encendió su lámpara de aceite la vio allí, toda huesos, acurrucada en un rincón sobre el suelo de nieve de su casa, con un talón sobre el hombro y una rodilla en el interior de los huesos del tórax… Entonces, el pescador no pudo explicar qué le ocurrió. El era un hombre solitario. El caso es que se sintió invadido por una cierta compasión y, dulcemente, empezó a desengancharla del sedal en el que estaba enredada.

Cuando terminó, una vez que le hubo colocado todos sus huesos en orden, la cubrió con unas pieles para que entrara en calor. El pescador sintió sueño, se deslizó bajo las pieles para dormir y enseguida empezó a soñar. Y en el sueño, se le escapó una lágrima. La Mujer Esqueleto vio su brillo y de repente le entró mucha sed: bebió esa lágrima hasta que consiguió saciar su sed de años. Luego, introdujo la mano en el pecho del hombre dormido y le sacó el corazón, que golpeaba tan fuerte como un tambor. Ella se puso de pie y con el tambor entre sus manos se puso a bailar. Y cuanto más bailaba, más carne iba cubriendo sus huesos, más pelos asomaban en su cabeza, más blanduras en sus pechos y en su vientre. Y cuando terminó, se deslizó al lado del hombre dormido, piel contra piel. Devolvió el corazón a su cuerpo y, cuando ambos despertaron, se encontraron abrazados, enredados uno con el otro. Pero de una manera buena y perdurable.

“Dentro de toda mujer alienta una vida secreta, una fuerza poderosa llena de buenos instintos, creatividad y sabiduría”

Publicado por losnumerosylavida

Los Números y la Vida es una escuela de numerología karmica dirigida por Teresa Gómez, licenciada en bioquímica, astrología, tarot y numerología karmica.

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