La noción de lo que creemos ser también está íntimamente relacionada con la forma como percibimos el tratamiento que recibimos de los demás.
Muchas personas se quejan de que los demás no los tratan como se merecen.: «no me prestan atención,no me respetan, no reconocen lo que hago. Es como si no existiera.
Cuando las testan con amabilidad sospechan algún motivo oculto. » los otros tratan de manipularme y aprovecharse de mi. Nadie me quiere»
Esto creen ser: «Soy un pobre ser he estado cuyas necesidades están insatisfechas. Este error fundamental de interpretación crea disfunción en todas sus relaciones.
Creen no tener nada que dar y que el mundo o las demás personas les niegan lo que necesitan.
Su realidad se basa en una noción ilusoria de lo que son, la cual sabotea todas las situaciones y empaña todas las relaciones. Si la noción de carencia, trátese de dinero, reconocimiento o amor, se convierte en parte de lo que creemos ser, siempre experimentaremos esa carencia.
Reconocer lo bueno que ya tenemos es la base de la abundancia.El hecho es que cada vez que creemos que el mundo nos niega algo, le estamos negando algo al mundo.
Ensaye lo siguiente durante un par de semanas para ver cómo cambia su realidad:
De a los demás todo lo que siente que le están negando.
Le falta algo? Actúe como si lo tuviera y le llegara.
Así, al poco tiempo de comenzar a dar, comenzará a recibir. Pero a menos que permita que esa algo fluya, jamás se enterara que ya lo tiene.
No es posible recibir lo que no se da!
El flujo crea reflujo
La fuente de toda abundancia no reside afuera de nosotros, es parte de lo que somos. Sin embargo es precisó comenzar por reconocer y aceptar la abundancia externa.
Reconozca : el calor del sol sobre su piel, el jugo delicioso de una fruta…… Encontramos la plenitud de la vida a cada paso. No necesitamos ser dueños de nada para sentir la abundancia, pero si sentimos la abundancia interior constantemente, es casi seguro nos llegaran las cosas.
La abundancia les llega solamente a quienes ya la tienen.
Es una ley universal.
Tanto la abundancia como la escasez son estados interiores que se manifiestan en nuestra realidad.
Jesús lo dijo así:
«Porque al que tenga se le dará más, y al que no tenga, aún lo que tiene se le quitara»