«Osho, ayer explicaste los tres modos de escuchar:
Primero, el escuchar a través del intelecto; segundo, escuchar a través de la emoción, la simpatía y el amor; y tercero, mediante la totalidad del ser, mediante la fe.
Considerando las dos primeras clases de escucha, ¿cómo puede uno alcanzar el tercer tipo de escucha, esto es, mediante la totalidad del ser, mediante la fe?
Y ¿están el intelecto y las emociones incluidas e implícitas en el tercer tipo de escucha?
La escucha intelectual
Significa que cuando estás escuchando, simultáneamente estas argumentando en tu interior. Tiene lugar un constante debate. Te digo algo, tú estás escuchando y dentro se desarrolla constantemente un debate: sobre si esto es correcto o no. Comparas con tus propios conceptos, con tu ideología, con tu sistema. Así que, constantemente, mientras me escuchas, so-pesas si confirmo tus ideas o no, si estoy de acuerdo contigo o no, si lo aceptas o no, si te convenzo o no. ¿Cómo es posible que se de el escuchar de este modo? Estás demasiado lleno de ti mismo, por eso es milagroso que dentro de esta constante agitación seas capaz de escuchar algo. E incluso entonces, sea lo que sea que oyeres no será lo que he dicho. No puede serlo, porque cuando la mente está llena de sus propias ideas, colorea todo lo que le llega. Oye, no lo que se le está diciendo sino lo que quiere oír. Escoge, descarta, interpreta, y sólo entonces algo penetra, pero tiene ya una forma distinta. Esto es lo que quiero decir con el escuchar desde el intelecto.
Si quieres profundizar en lo que se dice, esta agitación interior ha de cesar. ¡Debe cesar! ¡No debe continuar! De otro modo, tú lo interpretas a tu estilo y estás destruyendo a cada momento la posibilidad de que algo te pueda suceder. Tú puedes perdértelo, y todo el mundo se lo está perdiendo.
Vivimos encerrados en nuestras mentes y llevamos este encapsulamiento dondequiera que vayamos. Veamos lo que veamos, oigamos lo que oigamos, suceda lo que suceda, nunca es transmitido a la consciencia interior directamente. La mente permanece como barrera entremedio, siempre confundiendo.
Uno debe darse cuenta de esto. Es lo primero para poder profundizar. Se entromete. Vayas dónde vayas, va antes que tú. No es como una sombra que te sigue. Tú te vuelves su sombra. Se pone en movimiento, y tú la has de seguir. Va delante tuyo y lo colorea todo.. La mente crea ficción.
No tienes una distancia entre tú y tu mente. Estás identificado; ese es el verdadero problema. Así es como la mente puede engañarte.
Mantente constantemente alerta sabiendo que tu mente no es tu consciencia.
Consciencia es la energía; mente es sólo el contenido de ideas. ¡Sé su amo! No le permitas que se vuelva ella el amo, no le permitas que te dirija en todo.
Por eso lo primero es crear una distancia, esto es, no identificarse. Recuerda que no eres la mente y entonces el primer tipo de escucha cambiará hacia el segundo.
El segundo es emocional, compasivo, profundamente sentido
Es una actitud amorosa. Estás escuchando música u observando una danza; no te acuerdes del intelecto, empiezas a participar. Cuando estás viendo una danza, tus pies comienzan a participar; cuando escuchas música, tus manos empiezan a participar, empiezas a volverte parte de ella. Este es un modo de escuchar desde el sentimiento; más profundo que el intelecto. Por eso es porque, siempre que eres capaz de escuchar con tu corazón y sentimientos, te sientes dichoso, te sientes transportado a algún lugar. No estás en este mundo. En realidad, estás en este mundo, pero sientes que no estás en este mundo. ¿Por qué? Porque no perteneces al mundo del intelecto. Se abre una dimensión distinta, empiezas a estar activamente en ella.
El intelecto es siempre un observador desde afuera, nunca desde dentro. Por eso, cuanto más crece lo intelectual en el mundo, más nos volvemos pasivos observadores. En todo. No bailarás, verás a otros bailar. Es así es cómo uno puede escuchar a través del sentimiento.
Pero hay todavía algo más profundo que el sentimiento y a esa profundidad yo la llamo escucha total. Con todo tu ser, porque el sentimiento es, de nuevo, una parte. El intelecto es una parte, el sentimiento es otra parte, la fuente de acción es otra.
Hay muchos componentes en tu existencia, en tu ser. Puedes escuchar con el sentimiento mejor que con el intelecto, pero aún sigue siendo sólo con una parte. Y cuando escuchas con tu sentimiento, el intelecto se va a dormir, pues en caso contrario molestará. ¡Se va a dormir!
El tercero es la escucha total
Sin apenas participar en ello, sino siendo uno con ello. Un modo es contemplar la danza con el intelecto; otro es sentir la danza y empezar a participar en ella. Y el tercero es volverse la danza misma.
No el danzador, sino la danza. La totalidad del ser está implicada. No estás afuera siquiera para percibirlo: ¡Tú eres ello!
Así que recuerda que el conocimiento más profundo es posible sólo cuando te vuelves uno con algo. Mediante la fe.
¿Cómo llegar a ello?
Cuando digo algo, déjalo que penetre en ti sin lucha, sin emotividad, sino de un modo total. ¡Sé ello! Déjalo que entre. ¡Que vibre, sin resistencia, sin sentimiento, pero con plenitud! Experiméntalo y comenzarás a vivir una nueva dimen-sión de la escucha. Y esto no sólo es válido para el acto de escuchar: lo es para todo. Puedes comer así, puedes caminar así, puedes dormir así, puedes vivir así.