Nos remontamos a la época del filósofo griego Pitágoras, quién fundó en el siglo VI aC en la isla de Creta, al sur de Italia, una escuela del Misterio.
Pitágoras, el padre de la matemáticas, fue ante todo un filósofo y un místico.
Se dice que el mismo Pitágoras declaró ser hijo de Hermes Trismegisto, también llamado Thot.
Creía que todas las cosas son números y que los números representan entidades espirituales cuya presencia se deja sentir en toda la experiencia.
Para él, los números eran símbolos divinos del orden del mundo y la clave que nos ayuda a descifrar las leyes armónicas del universo.
Obtuvo sus conocimientos en los templos egipcios, guardianes de enseñanzas herméticas.
La formación del Universo era conocida en Egipto y explicada por el poder de los números. No sólo la sabían los sacerdotes egipcios, sino también chinos, caldeos y hebreos.
A su escuela de pensamiento se la conocía como los pitagóricos y afirmaban que la estructura del universo era aritmética y geométrica.
Pitágoras pensaba que el hombre orgulloso es un factor de perturbación y discordia incapaz de progresar en el camino de la perfección, una gran prueba moral.
De este modo el concepto de pureza es una pieza maestra de la vida pitagórica.
La práctica del silencio, la influencia de la música y el estudio de las matemáticas se consideran valiosas ayudas para la formación del alma.
El vegetarianismo en la Antigüedad tiene su origen en el pitagorismo. Afirmaba que las almas eran inmortales y transmigraban y que conseguían su pureza a través del conocimiento y una serie de prohibiciones.
Los pitagóricos consideraron los números espacialmente. La unidad es el punto, el dos es la línea, el tres la superficie, el cuatro el volumen.
Decir que todas las cosas son números significaría que “todos los cuerpos constan de puntos o unidades en el espacio, los cuales, cuando se los toma en conjunto, constituyen un número
La Tetraktys: el número diez
Esta figura demuestra que el 10 resulta de sumar 1+2+3+4,o sea, que es la suma de los cuatro primeros números enteros, pretende simbolizar la suma de los cuatro elementos, las 4 piezas fundamentales a partir de las cuales se dio origen a la creación.
Los 10 puntos forman una pirámide que a su vez constituyen un triangulo divino. La tetraktys es el número perfecto y la clave de la doctrina pitagórica.
El diez tiene el sentido de la totalidad, de final, de retorno a la unidad finalizando el ciclo de los nueve primeros números.
La Santa Tetraktys pitagórica
- La Unidad: Lo Divino, origen de todas las cosas. El ser inmanifestado.
- La Díada: Desdoblamiento del punto, origen de la pareja masculino-femenino. Dualismo interno de todos los seres.
- La Tríada: Los tres niveles del mundo: celeste, terrestre, infernal, y todas las trinidades.
- El Cuaternario: los cuatro elementos, tierra, aire, fuego y agua, y con ellos la multiplicidad del universo material.
El conjunto constituye la Década, la totalidad de Universo: 4 primeros números:
1 + 2 + 3 + 4 = 10 = 1 + 0 = 1.
Puntos, líneas y superficies son las unidades reales que componen todos los cuerpos de la naturaleza, y en este sentido todos los cuerpos deben ser considerados como números.
Pitágoras decía:
1-“La sabiduría enseña que conviene ser 3 por lo menos en los paseos nocturnos y apartados, no más de 10 a la mesa y 1 sólo al baño”.
2-Todos los sistemas del misticismo religioso están basados sobre los números.
3 -El alma no tiene permanencia en un cuerpo rebelde a la armonía.
4-El comienzo de la sabiduría es el silencio.
5-No temas morir, no es más que una parada en el largo camino de la vida.
6-Acomódale la cruz en el hombro a tu hermano, pero nunca se la levantes del suelo.
7-No comas la carne del buey que te da su sudor, de la vaca que te da su leche, de la oveja que te da su lana, ni de la gallina que te da sus huevos.
8-Si te encargas de negocios públicos, renuncia a los tuyos.
9-Legislador, castiga al ciudadano que comete la 3 falta, y al magistrado que comete la primera.
10- El genio, la sabiduría y el amor al prójimo son valores universales que no tienen otra patria que la humanidad
Pitágoras creia en la reencarnación.
La Reencarnación borrada de la Teología Cristiana
Si Jesús y los primeros cristianos profesaban la reencarnación, nos preguntamos entonces, por qué esta verdad se perdió en algún momento y por qué no forma parte de la teología cristiana oficial hoy en día?
La respuesta a esa pregunta hay que comenzar a buscarla en los eventos históricos que siguieron al Primer Concilio de Nicea en el año 325, cuando el emperador romano Constantino decidió convertir el cristianismo en la religión oficial del imperio, así como a los esfuerzos posteriores de la Iglesia por desterrar de la teología cristiana cualquier referencia al concepto de la preexistencia del alma (término usado entonces para referirse a la reencarnación) durante el Segundo Concilio de Constantinopla realizado en el año 553 bajo el auspicio del emperador Justiniano.