Todo en el Universo vibra.
El sonido es el elemento creativo primordial. Cada célula y cada órgano de nuestro cuerpo, por tanto, vibran continuamente a una determinada frecuencia. Y así, cuando un órgano está sano su frecuencia vibratoria está en armonía con el resto del cuerpo; pero si esa frecuencia se altera se rompe la armonía y aparece lo que conocemos como enfermedad.
Merced al principio de resonancia, el sonido de los cuencos de cuarzo ajusta la vibración de la persona a la misma frecuencia emitida por el cuenco, es decir, terminan ambos vibrando al mismo ritmo. Pues bien, los cuencos de cuarzo emiten e inducen un modelo de onda alfa que es el mismo que emite el cerebro en los estados meditativos y de profunda calma. Se ha podido comprobar que en esos estados hay un aumento significativo de la producción de linfocitos T, responsables del sistema inmunitario.
Los bellos sonidos cristalinos producidos por los cuencos de cuarzo son empleados con el fin terapéutico de armonizar los campos sutiles y la memoria celular creando vibracionalmente estímulos de autosanación.
Sus emanaciones de elevada frecuencia de Luz-Sonido-Color devuelven el equilibrio natural de todo tu Ser y te llenan de paz, claridad y belleza.
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In Lak’ech
Yo soy otro tu
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